El Virrey dialogó con todo el plantel en el entrenamiento de hoy, su intención fue marcar errores que no pueden volver a repetirse y pedir un cambio de actitud.
Una palabra suele llegar más que un grito o un enojo. Esa norma de liderazgo es la que lo ha caracterizado a Carlos Bianchi a lo largo de toda su carrera como entrenador y cabeza de grupos. Mirando de frente, con los ojos abiertos, con la voz serena, pero intensa y segura; así los encaró el Virrey a aquellos jugadores que actuaron tan pobremente ante Olimpo. A ellos les remarcó los errores tácticos, como la grave ausencia de rebeldía y personalidad que demostraron el domingo pasado. Se acabó el tiempo, Boca tiene que reaccionar.
La paciencia no es un recurso eterno, ni siquiera en en las personas más tranquilas y cautas. Para Carlos Bianchi parece haberse terminado ciertas licencias y lugares que algunos de sus jugadores tenían ganados al principio de la temporada. Las oportunidades fueron muchas y con pocas respuestas favorables por parte los futbolistas para el entrenador. El Virrey siente que Boca Juniors tiene un plantel para pelear arriba. Por eso lo manifestó públicamente en medio del caos que generó la derrota por goleada en Bahía Blanca. Y es la razón por la que se generó este crucial diálogo.
Bianchi sabe que su equipo ideal podría llegar a aparecer, al menos en nombres, por primera vez este fin de semana contra Racing cuando reaparezcan Riquelme, Gago y Orion. Pero también es consciente de que necesita un cambio urgente dentro del plantel. La charla de esta mañana fue el inicio de la mutación que espera de sus jugadores, de la formación final para transformar once futbolistas, en un equipo.
Hoy en Casa Amarilla hubo silencio, hablaba Bianchi y no era una charla más.
