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Copa Libertadores

Volver a las bases

Las claves de Boca para recuperar el juego

El domingo, una vez consumada la remontada de Boca ante Independiente, Franco Soldano sentenció: «debemos volver a las bases, recuperar la memoria y recordar que fuimos campeones este año». Esas palabras implican más que el desahogo de un delantero que no convertía desde febrero. Mas bien, es el deseo exteriorizado del hincha y la confesión de un plantel que no encuentra respuestas dentro del campo y extraña lo que supo ser. A continuación, analizamos las falencias de este Boca, las características que faltan, los matices que el equipo perdió y la memoria que debe recuperar.

Extañando ando

Boca todavía no se recupera de las salidas de Pol Fernández y Junior Alonso. Ambos jugadores fueron subestimados por los hinchas, cuestionados por el periodismo y muy valorados por Russo, quien siempre estuvo plenamente consciente de las bondades de su juego. Ellos cumplían a la perfección con el rol y perfil que el entrenador necesitaba para plasmar su idea. Hoy, Boca se encuentra con una realidad que le demuestra la incapacidad de los fubolistas del plantel para replicar esos roles y dar lo necesario para volver a ser el equipo protragonista y confiable de febrero.

La salida de Junior Alonso se tradujo en la conversión de Izquierdoz en «seis» para volver a compartir zaga con Lisandro López. Cali es de los pocos jugadores que mantuvo el nivel en esta racha adversa, inluso lo mejoró. Pero, el ex Lanús no tiene el primer pase del central paraguayo, ni la capacidad de conducir hacia adelante con pelota dominada de manera tal que se pueda suplir la ausencia de un tercer volante. El único futbolista del plante actual con esas características es Gastón Ávila.

En la actualidad, Boca defiende más atrás de lo que lo hacía con Alonso. En lo que respecta netamente al aspecto defensivo, el sistema no se resiente porque Izquierdoz es sumamente firme en los duelos aereos, marcando en bloque bajo. Estructuralmente, el retroceso del equipo se debe a la capacidad que tenía Alonso para anticipar y jugar adelantado, pero, también a la calidad en la tenencia de ese equipo campeón de la Superliga 19/20 que atacaba mejor y se podía poscionar mas adelante en el campo de juego.

En resumen, la salida de Alonso perjudicó al equipo al restarle salida limpia, capacidad de adelantar la línea y facilidad para encontrar a los mediocampistas xeneixes a espaldas de los volantes rivales. En este segundo nivel es donde el equipo empieza a extrañar a Pol Fernández. El volante surgido de las inferiores tenía la capacidad de hacer el desdoble de defensa a ataque, no por intensidad o recorrido como lo hace Capaldo, sino por inteligencia. Pol compartía el eje con Campuzano, siempre cerca para los apoyos a la hora de generar superioridad en salida y alternando alturas en campo rival para encontrar los espacios. Además, Fernández solía ser respaldo de los ataques por ambas bandas y ser la manija del equipo en cuanto a darle sentido a la tenencia y determinar la cadencia del juego.

Así como la salida de Alonso perjudicó al equipo desde el inicio mismo del juego y la conexión con los volantes. La partida de Pol influyó negativamente en el resto de los aspectos del juego: Campuzano no recibe con ventajas y tiene una marca casi personalizada en todos los encuentros, Capaldo juega mejor suelto, sin compromiso en la cosntrucción y con libertades para presionar alto, los laterales no tienen presencia en ataque ya que la velocidad con la que se pierde la pelota no les permite posicionarse mas adelante, lo que lleva a los extremos a sufrir la falta de opciones de pase cerca o poder desdoblar por la banda. Esta serie de desajustes colectivos hacen cada vez un equipo más dependiente de las individualidades y el talento de su personal.

Las no variantes de Russo

El DT de Boca tiene un estilo de conducción que hoy parece en extinción. Miguelo no suele hacer modificaciones drásticas de un encuentro a otro, intenta respetar los «once de memoria» y está catalogado como un DT «jugadorista». Este tipo de decisiones suele asociarse a una concepción demodé, la cual pondera la capacidad resolutiva y la inteligencia del protagonista para encontrar soluciones dentro del campo, como una cualidad intrínseca del jugador de fútbol. Hoy, ya no se ven a entrenadores que esperan 60 o 70 minutos para hacer modificaciones y, menos, cambios puesto por puesto. El big data, los videonalistas y la sobreactuación de los asistentes tomaron espacio y fueron corriendo de escena a los entrenadores como Russo.

Así todo, Russo parece estar buscando soluciones para un equipo que perdió lucidez, vio decaer los niveles individuales de futbolistas claves y se convirtió, en un par de semanas, en un equipo frágil e inestable. Las soluciones que Russo ha encontrado, al momento, son parches. Por ello, se puede decir que el DT reconoció los puntos flacos y está tratando de corregirlos con el personal que cuenta, pero sus condicionantes aún pesan más.

La salida de Soldano

Russo vio como el equipo perdía poder de fuego y no pudo seguir sosteniendo a Soldano en el equipo titular, pese a su  altruismo. En el pasado, Salvio y Tevez cargaban con la cuota goleadora del equipo y los resultados favorables le permitían el ingreso de Wanchope Ábila (aún con sus problemas físicos a cuestas) para cumplir con su altísimo promedio de gol. Lamentablemente, la floja actualidad de Salvio luego de la lesión y la incapacidad del resto de los futbolistas para poner a Tevez en posiciones favorables han hecho mella en el andar del equipo.

Del mismo modo, Capaldo cumple con parte del rol de Soldano. El volante es líder de la presión alta, se repliega con inteligencia y aporta intensidad. Pero, la falencia del mediocampista esta en la resolución de jugadas y si bien puede reemplazar parte de las atribuciones defensivas de Soldano, no es el más apto para cumplir con el rol central que tenía Pol Fernández en la construcción de juego y la cohesión de todas las piezas del equipo.

Asimismo, la última apuesta (Newell´s, Racing e Internacional) de Russo fue la inclusión de Cardona en la posición de Soldano, al sumarlo a una línea semejante a la de Tevez en cuanto a la altura en el campo de juego. A priori, la idea es que el colombiano se presente cerca de la zona de resolución de jugadas, para aprovechar su gran pegada de frente al arco y acompañar por el centro a Tevez. Pero en la realidad, el entrenador no tuvo en cuenta la falencia del equipo para hacerle llegar la pelota al creativo en esa posición y lo ha descolgado del resto de sus compañeros degradandolo a uno que vaga por la delantera lejos de la zona de construcción.

Qué debe hacer Boca para mejorar

En primer lugar, los centrales de Boca deben romper las líneas de presión sea por medio de la conducción con pelota dominada o vía pases a los mediocampistas. En estos partidos, se vio al Xeneize saltanado líneas, abusando del juego directo y dividiendo la posesión ante la presión rival por la incapacidad de sus centrales en armar juego en salida y la falta de opciones que ofrece la poca cantidad de volantes disponibles en esa zona.

Por su parte, Campuzano y, sobre todo, Capaldo deben mejorar sus controles para dinamizar el traslado y salir de la presión rival en espacios reducidos o zonas neurálgicas como los tres cuartos de campo propio. Para eso, el doble 5 debe descansar en los centrales, jugando con decisión y elevando los niveles de recepción del balón para no partir al equipo. A su vez, desde el banco de Boca deben tomar medidas para favorecer esta circulación, la cual se puede dar por la inclusión de un volante más como Pulpo González o el retraso de Cardona como interno izquierdo (posición en la que más rindió).

De esta primera decisión de Russo se podría desprender el resto del equipo y las características o necesidades de cada uno de los componentes dentro del once inicial. A priori, es dificil imaginar un equipo con cuatro volantes teniendo en cuenta la necesidad de revertir un resultado, por lo tanto parece improbable ver en cancha a Campuzano, Capaldo, González y Cardona en simultáneo. Por lo tanto, ojalá Russo haya tomado nota del rendimiento de Cardona y lo ubique por izquierda, cerca de los volantes, con pausa para esperar las subidas de Fabra y partir hacía el centro para aprovechar su disparo de media distancia.

Elije tu propia aventura

A estas horas, parece que las dudas de Russo para la conformación del equipo que recibirá a Racing son tres: Capaldo o González, Cardona o Villa y Soldano o Wanchope Ábila. Quizas, estas posibilidades no sean tan taxativas respecto del ingreso de unos u otros e incluso podemos prever un equipo con varios de ellos jugando a la vez.

González le puede dar a Boca mayor cohesión desde el sentido del juego, la tenencia y una mejor presencia en el área, aunque las dudas de su estado físico conforman el mayor interrogante. En cambio, Capaldo es un jugador muy necesario para complementar la falta de intensidad de la mayoría de los jugadores de mitad de cancha hacia arriba. El juvenil mostró lo mejor de su repertorio soltandose para presionar alto, aunque desatiende sus espaldas y deja expuesto con mayor frecuencia a Campuzano. El gran debe de Capaldo hasta ahora en Boca es la mejor carta de González, la presencia pisando el área rival, la capacidad para definir y convertir goles.

La dicotomía Villa/ Cardona se presenta como una duda entre la elección de la velocidad y el desequilibrio individual versus una cadencia más controlada, de asociación y pausa. Ambos jugadores pueden y deben hacerlo juntos, ya lo demostraron contra Independiente. Lo que Villa y Salvio necesitan es que el equipo le ofrezca soluciones y no que ellos arreglen la poca generación. Así todo, la opción de incluir a Cardona desde el inicio como falso extremo izquierdo, relegando a Villa al banco y con la compañia de Tevez y un centrodelantero es una enorme oportunidad para que Boca repita el equipo que jugó en Paraguay ante Libertad y que cerró de buena manera la fase de grupos. Además, si el equipo se mantiene en partido hasta la segunda mitad o, mejor aún, puede ponerse en ventaja, le da al delantero colombiano el marco ideal para aprovechar el cansancio del rival y los espacios que suelen presentarse con el correr de los minutos.

Ábila es el delantero de Boca con mejor promedio de gol, pero su estado físico es deplorable y es casi tan seguro que convierta en los 90 minutos, como que se lesione y no pueda completarlos. Además, el tipo de juego de Wanchope hace que sea muy dificil que un equipo pueda sostenerse competitivamente con cuatro futbolistas sin compromiso defensivo. En cambio, Soldano es un jugador netamente de rol, con un promedio bajísimo y muchos cuestionamientos a cuestas.

Las posibles formaciones

Sea como sea, Boca necesita recuperar la memoria, volver a ser ese equipo confiable, con presencia en ofensiva. Para lograr eso no hacen falta cambios abruptos, ideas locas o esquemas nunca practicados. Boca tiene que volver a las bases, recuperar lo que funcionó, darle opciones a sus jugadores para encontrar soluciones y no esperarlas de los futbolistas. El sistema esta definido y la elección del DT le dará matices.

2 Comments

2 Comments

  1. Meta

    23 diciembre, 2020 at 15:29

    Gran análisis!
    Hay varias soluciones, de pronto la más rápida me parecería volver al 11 campeón.
    Izquierdoz por Alonoso. Es lo que hay.
    Y en el lugar de Pol, Capaldo es más 8 clásico y es cierto que no fue una solución a pesar de tener otras virtudes.
    Quizás Cardona para buscar meter 3 goles.
    Quizás el pulpo Gonzalez para meter uno e ir a penales.
    O revolucionar todo y poner a Varela?
    Cómo sea, vamos xeneises!

  2. Pingback: Resumen: 23 de diciembre del 2020 – Diario Xeneize

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