Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro triunfo para el único grande.
Boca Juniors superó por 1-0 a Argentinos Juniors en Mendoza y logró avanzar a la final de la Copa Argentina. El Xeneize no tuvo una buena actuación, pero logró el resultado que se esperaba a través de un gol de Luis Vázquez. Ahora habrá que esperar al vencedor de la llave entre Talleres y Godoy Cruz.
Battaglia apostó a esta final con la vuelta de Sebastián Villa, con el 433 como esquema, con Campuzano sin estar al 100% y con la misma defensa que venía de no estar a la altura en el duelo contra Gimnasia. El plan en el inicio salió bien, porque el equipo presionó alto, incomodó a Argentinos, logró tener profundidad por los pases de Almendra e inquietó el arco de la visita.
Lamentablemente, todo lo bueno de Boca duró apenas diez minutos. El equipo al dejar de presionar le dio el protagonismo a Argentinos, que aprovechó la mayoría en la mitad de cancha, lo atrás que se pararon los centrales y lo largo que quedaba el xeneize. Ahí, de a poco, Rossi empezó a ser protagonista ante las dudas que generaban Izquierdoz y Zambrano. Un ejemplo fue un tiro libre de Carbajal que sacó de manera impresionante con las uñas. Por su parte, el Cali tuvo una clarísima con un cabezazo a diez centímetros de la línea en la que la quiso bajar para Vázquez en vez de rematar al arco. Hubo otra con un error del uno de Argentinos que Torrén le sacó justo a Medina que también pudo ser para la apertura del marcador.
En el complemento se esperaba que Battaglia metiera mano, que cambiara de nombres y que creciera la intensidad reapareciera. Esto no ocurrió, salvo que pasó del 433 a un 4231. El equipo no reaccionó bien a esta variante: Izqueirdoz se la pasó a Medina de espaldas y marcado, como ya le ocurrió con Molinas en Vélez, y el pibe la perdió generando un remate de Carbajal que pegó en el palo. Inmediatamente hubo un cabezazo de Ávalos que se fue cerca tras una distracción entre los dos peruanos.
Boca no tenía juego, intentaba ser directo y no podía. Fue gracias a una pelota parada, muy bien lanzada por Villa, que Ávalos la peinó para que le quede a Vázquez, que de primera y cambiándola de palo, puso el 1-0. El pibe sacó agua del desierto y logró darle al equipo una solución que no estaba desde la creación.
Rossi empezó a confirmar su rol de figura al taparle un mano a mano a Reniero, acción que llegó enseguida del gol de Vázquez, y en la que fallaron los dos centrales. Luego vino la polémica insólita, porque el delantero de Argentinos marcó en una acción en la que el línea anuló antes de que remate. De entrada, por cómo acortó la televisión la imagen, parecía que estaba habilitado, lo que desató la furia de Gabriel Milito y los del Bicho. El técnico se fue expulsado por la enfática protesta, una que se volvió física. Luego, en la repetición, se vio de manera clara que Ávalos estaba adelantado cuando le bajó la pelota a su compañero, por lo que fue un acierto rotundo de la terna pese al fastidio de muchos periodistas en las redes.
Los minutos finales fueron realmente mediocres, con Argentinos sin ideas, con Boca sin tener la pelota y sin poder aprovechar el nerviosismo del rival. Lo más destacable del cierre pasó por la lesión de Zambrano y los ingresos de López, Cardona y González, que solo sirvieron para que el tiempo corra.
Boca es finalista, no jugó bien pero logró el resultado que se necesitaba para estar en una nueva final. Habrá que mejorar mucho, pero el equipo se sacó la presión
