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Copa Libertadores

Fiesta y desahogo

Boca le ganó al Barcelona en la Bombonera gracias a un gol tempranero de Nicolás Blandi. De esta manera el Xeneize quedó a un paso de estar en los Octavos de final de la Copa Libertadores.

El festejo fue medido, la inundación que está atravesando trágicamente la provincia (y Ciudad) de Buenos Aires no dejó mucho lugar para una demostración festiva muy deslumbrante. Aún así, la Bombonera se mostró como en sus mejores noches, repleta y pintada por el las camisetas azul y oro.  Era la celebración del 108 aniversario de la fundación de Boca, era el partido que podía definir el futuro del equipo en la Libertadores. Podía ser una fiesta, y lo terminó siendo.

Muchas eran las dudas que había en la previa por el medio campo con el que Bianchi salía a jugar este partido. Por culpa de las lesiones, faltaban Ribair y Erbes; dejandole la titularidad a Leandro Somoza. Uno de los más apuntados por su rendimiento, pero como si fuera un símbolo de esperanza futbolística para lo inminente, el volante elevó su nivel y tuvo un partido destacado.

Boca arrancó el partido contra el Barcelona con mucha personalidad e intentándose llevar por delante a los ecuatorianos. Riquelme, volvió de una distensión, era el encargado de ser el organizador de un Xeneize con una voracidad distinta a la vista en el pasado. En una pelota parada jugada en corto, un centro bárbaro de Franco Sosa encontró a Guillermo Burdisso libre por el segundo palo, el central la bajo al medio para que Blandi, el delantero que parece haber llegado para quedarse con la «9», convierta con la mano (sin intención alguna) para dejar a su equipo arriba por 1-0. Iban pocos minutos, los suficientes para mecerlo.

Enseguida una lesión dejó afuera a Pablo Ledesma del partido, algo que se repetiría minutos más tarde con Franco Sosa.  Los ingresos de Pol Fernández y Emiliano Albín, respectivamente, sirvieron para remarcar las grandes dificultades que está teniendo Boca para el armado de sus equipos. Las lesiones son el peor enemigo del Xeneize en este semestre.

El Barcelona por momento lograba tener más la pelota que Boca, pero sin la profundidad necesaria para llegar a Orion. El equipo de Bianchi con menos  posesión era más profundo. Blandi tuvo en dos cabezazos – uno dio en el travesaño – el segundo. También Fernández con un pie a mano tras un gran pase de Riquelme. ¿Cuánto pesaría a la larga esa poca efectividad de cara al gol?

El complemento mostró a un Barcelona obligado a ir con todo por el empate. En esa intención encontró la ayuda del árbitro brasilero Marquez, que se encargó sistemáticamente de cobrar foules para los ecuatorianos que fueron inclinando la cancha a su favor. En las mismas jugadas, pero para el otro lado, la infracción no existía. De a poco Orion comenzó a agigantar su figura, más cortando centros que tapando grandes pelotas de gol. Aún así, Blandi nuevamente, Fernández tras una jugada bárbara personal, y Riquelme con un tiro que se le fue mordido, también pudieron haber logrado una nueva conquista.

Para muchos la jugada más influyente del partido fue en la que, faltando 10 minutos,  Matías Caruzzo le realizó un claro penal a Damían Díaz. Pero hay tres detalles importantes para marcar de esa acción: 1) Caruzzo debió ser el más atento de la defensa, ya que Burdisso estaba fuera del campo por un choque y Boca se encontraba improvisando una línea de tres. 2) El perder la atención le costó una lentísima reacción ante un pase en profundidad a su espalda. 3) Llegó tarde,  dándole la oportunidad a Díaz de ganarle la espalda y, ante un Orion golpeado, provocar la tan cuestionada infracción que el árbitro no cobró. Hay que mencionar un detalle no menor, el volante del Barcelona busca el contacto cubriendo la pelota con su cuerpo al ver que Caruzzo va a cerrar.

Los últimos minutos se sufrieron, más por el miedo a que llegue el empate, que por el verdadero poderío del Barcelona. Algo que se agrava por la necesidad que viene arrastrando Boca de tener un resultado que le alimente la confianza. El pitido final de Marquez provocó un estallido que tapó toda la angustia, la fiesta fue completa, el aniversario tuvo un emotivo partido como evento principal, que le da al Xeneize la casi segura clasificación a los Octavos de final de la Libertadores.

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