Boca Juniors volvió a demostrar que por el sector derecho no hay conexión entre Ledesma y Marín. Problemas para defender y poca capacidad para atacar que hacen fragil al equipo. ¿Qué tiene que hacer Bianchi para solucionar esto?
El triunfo ante Belgrano de Córdoba expuso a Pablo Ledesma. Pese al triunfo, el volante fue el peor jugador de la cancha y el hincha comenzó a apuntarlo con el dedo. Ayer con la derrota ante Newell’s fue el turno de Leandro Marín para ser señalado como el responsable del mal resultado. En el fútbol las casualidades no existen. Boca Juniors demostró en estos dos partidos que es un equipo rengo que sufre defensiva y ofensivamente por su banda derecha; tres de los cuatros goles recibidos en el torneo llegaron por ese sector. Con el problema expuesto surgen dos preguntas: ¿Por qué sucede esto? ¿Y cómo se puede solucionar?
- El porqué
Acumular jugadores de gran técnica puede favorecer a un plantel. Pero la suma de características similares no siempre es positivo dentro de un equipo. Boca lo ejemplifica en su sector derecho, al tener a un volante y un lateral que tienden a cerrarse naturalmente y que no sienten con comodidad el juego de abrir la cancha. Leandro Marín tiene en su formación base, el ADN de un marcador central, puesto en el que ha jugado por mucho tiempo en las inferiores. Por eso que se destaca en la marca y no tanto en la proyección. Pablo Ledesma nació como un medio externo, pero sus años en el fútbol italiano lo han ido convirtiendo en un jugador que se mueve con mayor fluidez por el centro del campo. De hecho, en muchos encuentros, ayer inclusive en el segundo tiempo, Carlos Bianchi lo ha utilizado como único cinco.
La nulidad ofensiva por el sector derecho es un agravante para las características de cerrarse de Marín y Ledesma. Al no poder preocupar a los defensores rivales con su capacidad de ataque, los liberan para que sean ellos quien busquen lastimarlos y se aprovechen de los huecos que dejan en la línea. El ejemplo es Milton Casco, lateral izquierdo de Newell’s, que al no sentir en Ledesma una amenaza, pudo subir con libertad para vulnerar a Marín e incluso convertir el primer gol de su equipo.
En la izquierda Sánchez Miño también suele cerrarse más de lo que debería. Pero cuenta con un Emanuel Insúa, que sin brillar, siente naturalmente el puesto de lateral. A esto hay que sumarle una gran diferencia con el sector derecho, al jugar Riquelme más tirado hacia el lado zurdo, y con las características ofensivas del once y del tres, los rivales no atacan con tanta convicción al sentirse amenazados a dejarles huecos a estos jugadores de Boca.
La poca compatibilidad entre Ledesma y Marín no sólo se aprecia en que los dos suelen cerrarse o atacar mal. También se ve en la nula comunicación entre ambos. Ayer el lateral derecho quedó muy expuesto porque el volante casi nunca retrocedió a tiempo para revelarlo y ayudarlo al juvenil para que no le hagan el 1-2.
Todos estos errores que marcamos son maximizados por las características de equipo que tienen Newell’s y Belgrano. Los dos supieron refugiarse en su campo, salir rápido por los costados y ampararse en un sistema de cinco volantes que les permitió explotar las espaldas de Marín. Como ayer fuer Figueroa, en Córdoba fue Velázquez.
- La solución
Si Bianchi no quiere cambiar a ninguno de los dos jugadores, debería de parchear la situación fijando al Burrito Martínez por delante de Ledesma. Para que Boca, y sobre todo Riquelme, lo usen como un arma para desahogar el juego por la izquierda y que el delantero juegue mano a mano con el lateral rival.
La otra opción es clara: Ledesma y Marín no pueden coincidir por el mismo sector, como mínimo, ante equipos que utilicen tan bien los costados como Belgrano y Newell’s. ¿Podrá Erbes ser una solución? ¿Y Méndez? Los dos también tienden a cerrarse, aunque quizás puedan aportar algo más en el ataque para que el rival no ataque con tanta claridad.
Boca es un equipo rengo, pero cuenta con un entrenador capaz de resolver este problema táctico con facilidad.
