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Editorial

Metamorfosis

Boca finalizó el torneo Inicial 2014 dentro de los seis mejores conjuntos del campeonato. En la Fecha numero 4, el equipo que por ese entonces dirigía Carlos Bianchi se encontraba en los últimos puestos, con escasos 3 puntos de 12 posibles. ¿Que pasó en la mitad del certamen para que se repunte de tal manera? en esta nota intentaremos explicar la metamorfosis del Xeneize.

Otro campeonato sin pelear, otro fracaso para el director técnico más ganador de la historia de Boca y otro revés para las aspiraciones de Angelici de cerrar su mandato con, por lo menos, un titulo de envergadura. Así se cerraba el primer semestre del 2014, de esta manera obligaba al plantel y cuerpo técnico a salir campeón en el torneo venidero. Revoltoso fue el mercado de pases de junio/julio, ya que Juan Román Riquelme anunciaba, luego del maltrato dirigencial, su salida del club.

En Boca la calma era palabra desconocida. En este ambiente caldeado, Bianchi tuvo que lidiar con todas las adversidades y así, armar un plantel solido para disputar la triple competencia: torneo local, Copa Argentina y Copa Sudamericana. Para ello contrató jugadores con un buen presente y potencial, como lo son Jonathan Calleri, Andres Chavez, Marcelo Meli y Cristián Pavón, quien sería cedido por 6 meses a Colón de Santa Fé. Ademas, el Virrey depositó su voto de confianza en Gonzalo Castellani, de gran paso en Godoy Cruz, Federico Carrizo y Jose Pedro Fuenzalida, con una reciente experiencia mundialista en sus hombros.

El primer encuentro oficial fue frente a Huracán, por Copa Argentina. Las dudas se disipaban sobre el esquema táctico que iba a imponer el Virrey, ya que el enganche, su enganche, ya no estaba en el club. Finalmente Bianchi dispuso de un clásico 4 4 2, con: Orión; Grana, Diaz, Forlín, Insúa; Castellani, Gago, Erbes, Carrizo; Gigliottti y Calleri. 2 a 0 en contra fue el resultado final y Boca se despedía tempranamente de una de las competencias. Se podía notar la clara intención de Carlos de mantener la defensa del torneo Final, con el Cata Diaz como capitán. Castellani y Carrizo, los dos refuerzos que pidió Bianchi, fueron colocados como volante por derecha y por izquierda, respectivamente. El torneo tampoco comenzó de buena manera, 1 a 0 en contra frente a Newells, con las variantes de Zarate remplazando a Insúa (desgarrado), Bravo ingresando por Castellani, mandando a Erbes a la derecha y Juan Manuel Martinez en el ataque, relegando a Jonathan Calleri al banco de suplentes.  Luego de este partido llegó una victoria agónica frente a Belgrano, de la mano de un Pachi Carrizo vertiginoso y un Gigliotti letal. Todo parecía encaminarse, a fuerza de triunfos, pero no. Nada de eso ocurrió. Boca cayó categóricamente, en condición de local, frente a Atlético de Rafaela por 3 a 0 y puso al técnico más grande de todos en la cuerda floja. Finalmente tras caer por 3 a 1 frente a Estudiantes de La Plata, el equipo tocó fondo. No solo que no se mostró una actitud acorde, sino que no se podía vislumbrar una clara idea de juego.

Rápidamente arribó el Vasco Arruabarrena para asumir en el cargo mas complicado de todos, para apagar el incendio que sufría el club. El ex Boca había tenido experiencias en Nacional de Uruguay y en Tigre como director técnico, y ambas le había ido relativamente bien. Su primer partido era frente a Velez, un rival complicado que llegaba al partido con puntaje ideal. El Vasco apenas llegó desarrolló ideas simples y concretas, necesitaba renovar el ambiente, cambiar la mentalidad. La primer medida fue a modo de inyección de actitud: relegar a los cuestionados (léase Grana, Zarate y Bravo) y de esta manera, darle la chance a los relegados (Colazo, Chavez, Meli, Echeverría). Suena simple, pero gracias a esta decisión Boca derrotó con contundencia al puntero y ganó por primera vez en el torneo en La Bombonera. El partido comenzó desfavorable, Velez había abierto el marcador antes que termine el primer tiempo. Todo indicaba que iba a ser una nueva derrota, la primera del Vasco. Pero no, nada de esto ocurrió. Boca se hizo fuerte anímicamente y de la mano de goles de Diaz, Meli y Chavez, consiguió una victoria impresionante. Boca había vuelto a ser Boca.De un día para el otro, los jugadores de Boca supieron cómo canalizar las tristezas e imponer actitud en las adversidades, para dar vuelta un resultado. Arruabarrena desde el primer momento paró un equipo dinámico, flexible y vertical.

Su idea era un 4 1 2 3, con Erbes de volante tapón, Diaz de segundo zaguero, Meli y Gago de internos, Acosta y Chavez de extremos y Calleri, de 9, haciendo el trabajo sucio. De las dos lineas de cuatro rígidas y cerradas, Boca pasó rápidamente a 3 delanteros, volantes que se desdoblan y laterales que suben con criterio.  Los pilares del Vasco siempre fueron dos: filosofía y actitud, ninguna de las dos cosas son negociables. Gracias a esta idea, Boca repuntó en el torneo local cosechando 7 puntos en 3 partidos, 4 más de los que había sacado Boca hasta la llegada del nuevo técnico. Además de acomodarse en una posición estable en el torneo local, avanzó fácilmente la primera ronda de la Sudamericana y puso toda su atención en el torneo Continental. Finalmente, llegaría hasta la Semifinal de este torneo luego de 9 años, donde sería eliminado en manos de River.

Lo mas importante, hablando estrictamente de rendimiento, fue que el Vasco sacó a relucir lo mejor de cada jugador. Desde Colazo en el carril izquierdo, el Cata Diaz de segundo marcador, Marín, el incanzable Meli, Erbes de volante tapón, Gago, Calleri laborioso, Carrizo vertiginoso y Chavez aguerrido. Además para fortalecer su recambio, apeló a juveniles de la categoría 96 como Cristaldo, Komar, Suárez y Cubas, quien demostró ser un gran valor para el futuro de Boca, corriendo con criterio, luchando, robando y entregando la pelota limpiamente.

Boca se consolidó entre los 6 primeros equipos del torneo. 31 puntos, gracias a 9 victorias y 4 empates. Algo totalmente impensado hace 6 meses, cuando el mismo equipo se encontraba en la deriva, al fondo de la tabla, con escasos 3 puntos. Es cierto que el tramo final del torneo no fue bueno, pero pese a las últimas caídas, el equipo demostró estar a la altura, a veces pecando de inexpertos y siendo un poco inocentes.

Así como Franz Kafka en su libro titulado «La Metamorfosis» explica la historia de un hombre que al despertar se convierte en un insecto, Boca comenzó el torneo siendo un equipo sin alma y lo termina como un grupo que, a pesar de los golpes, está convencido de su valor, que tiene amor propio y puede seguir creciendo.

1 Comment

1 Comment

  1. guillermo

    14 diciembre, 2014 at 12:38

    Muy buena descripción de lo que pasó en Boca, lamentablemente sólo nos acordamos de lo que sucedió ahora, y es lógico somos Boca y siempre queremos ganar!!!Pero el pasado tiene que servir para evitar errores en el futuro!!!

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