Un análisis detallado sobre todos aquellos que protegieron uno de los puestos más sensibles de un equipo. ¿El Xeneize es un club formador? ¿Qué características reúnen los más destacados de los últimos tiempo en esta posición?
Desde hace mucho tiempo que se dice que el Loco Sánchez es el último arquero de las inferiores de Boca que logró afianzarse en la primera del club. A él le tocó ser el suplente del Tano Roma, pero llegó a convertirse en titular casi indiscutido desde el retiro de Tarzán. En el Torneo Metropolitano 1975 perdió el puesto con otro chico formado en la Cantera Xeneize (Enrique Bernardo Vidalle).
Sería la llegada del Loco Gatti a Boca el que le pusiera fin a la era de los arqueros formados en el club. Rubén Sánchez culminó su paso por el Xeneize con 219 partidos jugados y 3 títulos; mientras que Vidalle – que luego sería multicampeón en Argentinos Juniors – lo hizo con 37 encuentros.
Para analizar en detalle cómo es la historia del club en este puesto hay que retroceder en el tiempo. El primer arquero de la historia de Boca fue uno de sus fundadores: Esteban Miguel Luís Baglietto. Lorenzo Etchart fue el arquero con quien Boca asciende a primera división. Juan Pedro Virtú Bidone protegió los tres postes del Xeneize en el debut por torneos de la máxima categoría. En 1914 la titularidad quedó en Juan Julián Bruzán. Otros que tuvieron su chance en esa época fueron Domingo Zacevich (34 partidos), Nicolás Fabiani (26 partidos) y el uruguayo – con pasado en River – Luís Solans (22 partidos).
Américo Miguel Tesoriere (184 partidos y 12 títulos) fue el primer arquero de renombre de la historia de Boca. Protagonizó la tapa de la revista El Gráfico en 1922, algo que no había ocurrido con ningún jugador Xeneize para ese entonces. En la final del Torneo Sudamericano 1924, que fuera disputado en Uruguay, terminó con él llevado en andas por los propios simpatizantes charrúas. Salvo en 1921 – que se fue del club por pelearse con los dirigentes, dentro de una crisis general que se vivía en la institución- atajó de manera ininterrumpida desde 1918 a 1927 (con más otros dos encuentros en 1917). En ese período de tiempo se incluye la inolvidable gira por Europa en 1925. Sin dudarlo, fue uno de los más importantes en su puesto a nivel nacional durante toda la era amateur. Las principales virtudes de este crack surgido de las inferiores, además sus reflejos, fue el saber moverse o caminar en el área grande, marcando un estilo muy adelantado para la época.
El suplente más famoso de Tesoriere fue Manuel Bidoglio (23 partidos, por ser primo del histórico Ludovico Bidoglio). También jugó esporádicamente Rosario Leonardo Galeano (25 partidos). Hay que aclarar que se toma como medida mínima el de 20 encuentros, ya que hay otros tantos que han jugado menos de esa cantidad de partidos durante la era amateur.
Cuando Tesoriere dejó el club, su lugar lo ocupó Manuel Merello (66 partidos), quien sostuvo el buzo titular por pocos años, hasta que fue el turno de Alejandro Mena. Él fue quien terminó siendo el arquero en el fin de la etapa amateur y en el inicio de la era profesional, atajando un total de 50 juegos. A Mena le tocó alternar con Domingo Atilio Fossatti (27 partidos), siendo éste último quien más encuentros disputaría de los dos -24 de 34 – en el famoso campeonato de 1931.
En 1932 arribó a Boca otro histórico: Juan Elías Yustrich. «El Pez Volador», como le decían. Fue el dueño del arco Xeneize hasta 1937, atajando 183 partidos en total. No era de las inferiores, algo que empezaría a ser una costumbre desde este momento. El rosarino llegó a Boca desde Club Provincial de su ciudad. Su suplente más conocido fue Luis Pastor Pardiés, quien vino desde Argentinos Juniors, jugando 18 partidos en total y teniendo una racha de 10 encuentros consecutivos, cuando su compañero sufrió una fractura en la mano izquierda en el año 1934.
En 1938 hubo que reemplazar a Yustrich y llegaron dos arqueros desde Huracán. Ambos dejaron muy importantes huellas en la historia del club, pero en distintas etapas. Juan Alberto Estrada atajó en Boca desde 1938 hasta 1942, sumando algunos encuentros sueltos en 1943. Disputó un total de 142 duelos y ganó 2 torneos. Fue tan importante su paso que hizo que Claudio Vacca, quien luego sería ídolo, pase a Atlanta. Esa salida generó que venga del Bohemio Ramón Bresoli, quien solo disputó 6 partidos en 1941.
Claudio Vacca tuvo revancha y se transformó en un apellido ilustre en la historia del club de la Ribera. Volvió en 1943 y fue titular hasta 1950, con 219 encuentros y 6 títulos. Formó una defensa de las más recordadas, en la que estaba él en el arco; Marante, Valussi; Sosa, Lazzatti y Pescia. A él lo reemplazó Obdulio Diano, su histórico suplente, quien ocupó el arco de Boca entre el 50 y el 52. Éste último llegó de Colo Colo, sumando 114 partidos en el club entre 1944 y 1952.
Habían pasado más de dos décadas desde que comenzara el profesionalismo en la Argentina (1932-1952) y de los cuatro arqueros con más partidos en Boca, ninguno provenía de las inferiores. Con menos luces, entre otros, pasaron Oscar Antonio Sturla (2 partidos en
1936), Rómulo Luís Savazzini (5 juegos entre 1935 y 1937), Rómulo Pape (aprovechó una lesión de Yustrich y atajó 5 encuentros en 1937), Nobel Andrés Bigliieri (vino desde Chile, ocupó los tres palos en 2 ocasiones durante 1946, en uno de ellos ingresó por Vacca), León
Goldbaum (3 matchs entre 1947/8), Fernando Eduardo Ibarra (3 participaciones en 1948), René Galante (2 derrotas en 1949 y 1950), Leopoldo Evaristo Carletti (de San Lorenzo, quien no perdió en sus 8 intervenciones entre 1951 y 1952) y el peruano Francisco Walter Ormeño (10 oportunidades en las temporadas 1952/3)
Desde 1953 a mediados de 1959, le tocó el turno a Julio Elías Mussimessi, quien llegó de Newell’s y atajó 157 encuentros para el Xeneize. El arquero cantor, como le decían por su participación activa con la música, nació en el Chaco y es otra de las glorias del arco azul y oro. También desde Rosario, pero con pasado en Central, vino Héctor Ricardo en 1954 para arrebatarle al ídolo su titularidad, algo que consiguió por solo cinco fechas, hasta una derrota 0 a 2 contra Platense. De la Lepra también llegó José Manuel Castro, que apenas sumó 12 juegos en 1956.
Tras la salida de Mussimessi le tocó el turno al chaqueño Ayala. Formado en las inferiores, ocupó el arco en la recta final de 1959, sumando apenas 18 partidos en el club. Él debió alternar con Giambartolomei, que había llegado de Estudiantes de La Plata.
Como Ayala y Giambartolomei no convencían, Boca hizo una de las mejores inversiones de su historia en 1960, comprándole a Ferro el pase del arquero Antonio Roma y el del lateral izquierdo Silvio Marzolini. Tarzán, como le decían, atajó 331 partidos en la primera Boca, consiguiendo 6 títulos y quedando como uno de los más importantes de la historia del club en el puesto. Ni siquiera el bueno de Néstor Martín Errea pudo jugar mucho (27 partidos, llegado de Atlanta). Tampoco, Carlos Jorge Minoian (16 juegos), pese a que traía buenos pergaminos desde Gimnasia y Esgrima de La Plata. El juvenil Osvaldo Mario Pérez tuvo la chance de jugar en 18 ocasiones, incluyendo dos partidos ante River por la Copa Libertadores 1966. Solo sumaron un duelo cada uno, y con goleada en contra, Antonino Rodolfo Spilinga (vino de Argentinos Juniors) y Osvaldo José Cambiasso (inferiores). Ellos jugaron en 1963 por el torneo local, año en el que los titulares se dedicaron principalmente a la Libertadores tras haber sido campeones argentinos en 1962, algo que repetirían con el bicampeonato del 64 y 65.
Como se indicara, tras la inolvidable etapa de Antonio Roma, aparece Rubén Sánchez. El Loco, que surgió de las inferiores, le ganó la pulseada al referido Errea. También a otro pibe como Oscar Andrés Candia, que sólo estuvo en 7 partidos en el Nacional 71, torneo en el que jugaron muchos juveniles. Aún así, completaría otros 5 encuentros en 1973.
Salvo en los inicios durante la era amateur, y sacando al Loco Sánchez, las inferiores de Boca muy esporádica vez nutrieron el arco Xeneize. Definitivamente, los arqueros que se destacaban llegaban desde otros clubes; inclusive Carlos Biasutto, quien vino de Rosario Central y atajó 26 partidos entre 1975/76 hasta que pasaría a Platense, donde sería ídolo.
A partir de 1976 llegó la era de Hugo Orlando Gatti, quien completó 417 partidos oficiales desde su llegada hasta 1988, sumando 6 títulos, incluidos los primeros internacionales de la historia de Boca Juniors.
El suplente más recordado del Loco fue Carlos Alberto Rodríguez. La Pantera, su apodo, vino de Huracán de Comodoro Rivadavia y atajó 75 partidos, jugando varios encuentros correspondientes al Metropolitano 1981, cuyas estrellas eran Diego Armando Maradona y Miguel Brindisi. Otros fueron el Héctor «Flaco» Pistone (Vino de Almirante Brown sumando 11 encuentros y siendo suplente en la final contra River en el Nacional de 1976); Osvaldo Santos (Llegó de Lanús, 37 duelos); el uruguayo nacionalizado peruano Julio César Balerio (38 juegos) y Sergio Luís Genaro (sólo atajó 27 partidos). Lo curioso sobre Gatti es que a él lo trajo Juan Carlos «Toto» Lorenzo a Boca desde Unión de Santa Fe; técnico que en su segunda etapa en el club, allá por 1987, le dio más chances en el arco a Genaro.
No hay que olvidar que en el Xeneize atajó Carlos José Barisio, quien conserva el récord de mayor cantidad de minutos sin recibir goles en el fútbol argentino. Él llegó de Ferro pero sólo atajó tres partidos en 1983. Perassi, luego referente en Lanús, salió de las inferiores y sólo atajó en 4 oportunidades. El ex Chacarita y Huracán, Oscar Vijande, tuvo 5 juegos oficiales y habrá algún otro que disputó un puñado de partidos en los que el Loco no ocupó el arco. Una perlita: el pibe Walter Marcelo Medina fue quien intentó cubrir el arco Xeneize durante la huelga de 1984, recibiendo 21 goles en las 7 veces en las que le tocó jugar.
No fue un arquero de inferiores quien sustituyó al Loco Gatti, sino tal vez su mejor copia: Carlos Fernando Navarro Montoya. Siendo muy joven, vino de Vélez y ocupó el arco de Boca entre 1988 y 1996. Fueron 400 partidos, sumando 5 títulos oficiales. Con él vino Merlo, de Chaco For Ever, quien sólo jugó 2 encuentros en el club.
El Mono atajaba casi siempre. El trotamundos Pogany (8 partidos jugados, ocupando el banco de suplentes en 207 juegos), Marcelo Yorno (3 encuentros), el uruguayo Carlos Silva (sólo jugó aquel 5 a 0 a Lanús, inmediatamente posterior a la salida de Menotti de Boca) pudieron atajar. Héctor Damián «Pachi» Larroque fue el único jugador de inferiores que jugó un partido completo durante la hegemonía Navarro Montoya, día en que el Xeneize venció 3 a 2 a Banfield con gol de Tchami al minuto 90.
Al Mono inicialmente lo reemplazó Sandro Daniel Guzman, quien también había llegado desde Vélez. Él jugó 18 encuentros en el Xeneize y su debut fue el día que Riquelme marcó su primer gol para el Xeneize en un duelo contra Huracán. No pasó a la historia por sus condiciones, sino porque el Bambino Veira, quien era el entrenador, lo sustituyó en un entretiempo contra Deportivo Español bajo la famosa frase: «Te saqué para protegerte». En esa jornada ingresó una gloria de Boca: Roberto Carlos Abbondanzieri. El Pato llegó desde Rosario Central, sumó 345 partidos y 14 títulos, siendo el arquero más veces campeón de la historia del club.
Pero quien verdaderamente heredó el legado de Navarro Montoya fue otro colombiano: Oscar Eduardo Córdoba, con 162 partidos y 6 títulos. Para muchos, el mejor de la historia. Llegó de América de Cali a mediados de 1997 porque ni Guzman ni Abbondanzieri habían logrado afianzarse en el arco de Boca. Elástico, ganador y con mucha personalidad, pasó a la historia atajando penales en cuanta final disputó. También tenía la costumbre de destacarse en los Superclásicos. Fue pieza vital de la primera etapa de Carlos Bianchi como entrenador.
Córdoba se va de Boca a fines del 2001 y comienza la etapa del Pato Abbondanzieri. Titular con el Maestro Oscar Washington Tabárez y en la segunda etapa de Bianchi. Él mantuvo el puesto sin sobresaltos y a pura gloria, llegando a ser el arquero de la selección Argentina en el mundial de Alemania 2006. El juvenil llegado de Sarmiento de Junín, Cristian Fernando Muñoz, sólo pudo jugar 6 partidos, 2 de ellos ingresando por lesiones del Pato.
Tan bueno era el nivel de Abbondanzieri, que un excelente arquero salido de las inferiores del club como Wilfredo Daniel Caballero debió dejar el equipo con sólo 19 partidos jugados. Willy disputó varios de ellos mientras los titulares jugaban la Copa Libertadores, una costumbre de Carlos Bianchi. Pese a no tener chances en Boca, triunfó en Europa, llegando a ser contratado por el Manchester City. Uno más reciente de las inferiores, como Federico Vilar, no logró debutar en el Xeneize, pero es una leyenda del fútbol de México.
Tampoco tuvo lugar el ya fallecido Gustavo Daniel Eberto, quien salió de las inferiores y atajó en sólo dos partidos: un 2 a 7 con Rosario Central y el día que se suspendió el partido con Almagro por incidentes y en el que la AFA se lo dio por perdidos a ambos equipos.
No logró continuidad el proveniente de Atlético Rafaela, Ezequiel Luís Medrán (11 juegos). A principios del año 2006, desde Huracán, llegó Pablo Migliore (16 encuentros), pero no conformó. La Copa Libertadores 2008 no la jugó en el nivel deseado.
Tras el Mundial 2006, Mauricio Macri se encandiló con Aldo Bobadilla, arquero paraguayo con pasado en Gimnasia. El guaraní jugó todo el último semestre de 2006 y 45 minutos (lo hizo muy mal) por la Copa Libertadores 2007, completando 25 partidos en total. Desde México (Santos Laguna) llegó Mauricio Ariel Caranta, que acumuló 84 encuentros y 3 títulos, incluyendo la Copa Libertadores 2007, de la cuál fue una de las figuras. Luego de su polémica salida su lugar lo ocupó el juvenil Javier Hernán García, que fue campeón en el Apertura 2008 y se mantuvo con altibajos hasta el 2011, teniendo 45 ocasiones para proteger los tres palos. En ese lapso también estuvo Josué Ayala, también de inferiores, con 2 chances para mostrarse.
Abbondanzieri regresó a Boca en el 2009 y fue quien atajó todos los partidos de ese año. En el clausura 2010 quien atajó más partidos fue el mencionado Javier García, pero para el Apertura de ese mismo año, con Borghi como entrenador, llegó Cristian David Lucchetti (26 partidos) de Banfield. El Laucha ocupó el puesto en la mayoría de los encuentros de ese campeonato y del Clausura 2011.
Para el Apertura 2011 llegó a Boca Agustín Ignacio Orión desde Estudiantes de La Plata. Él fue titular indiscutido en Boca desde su debut hasta mediados del año 2016, cuando se fue a jugar para Racing. Atajó 203 partidos y ganó 4 títulos, recibiendo sólo 6 goles en su primer torneo jugado. Con él también llegó el uruguayo Carlos Sebastián Sosa desde Peñarol. El charrúa sumó 9 cotejos, siendo pieza clave de la Copa Argentina 2012 al atajar penales en las dos definiciones en las que participó. Pese a su buen nivel, no se le renovó el contrato.
Para reemplazar a Sebastián Sosa, y desde el Getafe español, arribó Oscar Ustari. El formado en Independiente jugó solo una temporada en el club, totalizando 16 encuentros. En el medio hubo 5 partidos de Sebastián D´Angelo, quien debutó en Boca a los 23 años de edad, tras pasar por otros clubes en el medio.
Fue Emanuel Trípodi, desde Quilmes, quien ocupó el lugar de Ustari, sumando solo 7 encuentros. En el 2015 llegó Guillermo Sara para pelear la titularidad: el rafaelino vino desde el Betis de España y lleva jugados 34 partidos en el club. Era titular hasta la grave lesión en su hombro que sufrió el pasado campeonato. Con la ida de Orión a Racing se necesitaba otro arquero y Boca fue a buscar a Axel Werner, pibe de 20 años que se formó en Atlético Rafaela y que llegó a préstamo – sin opción – desde el Atlético Madrid. El tercer portero hoy es Ramiro Fernando Martínez, un guardavalla de las inferiores, quien estuvo en tres temporadas en Estudiantes de Buenos Aires (tercera categoría), y que aún no debutó en el Xeneize pese a tener 25 años.
Las noticias apuntan a que Boca podría pagar más de 3.5 millones de dólares por un arquero de 33 años de edad y no sorprende. Está claro que el club no es un gran formador de arqueros. Desde el profesionalismo, los Yustrich, Vacca, Roma, Gatti, Navarro Montoya, Córdoba y Orión cuidaron el arco xeneize por más de 150 partidos, llegando todos desde otros clubes. Ninguno provenía de La Candela o de Casa Amarilla. Solo hubo una sola excepción que cumplió con esos requisitos desde 1931 para acá: el Loco Sánchez.
Entonces, el Loco Sánchez no ha sido el último arquero salido de las inferiores que defendió la portería Xeneize con asiduidad. Ya podemos decir que desde el profesionalismo ha sido el único.