Un desahogo que trae calma

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Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro partido del único grande.

Boca Juniors ganó de manera agónica y épica por 2-1 a Deportivo Pereira. Valentín Barco, com apenas 18 años, fue la figura excluyente de un triunfo por Copa Libertadores que sirvió de desahogo y que trae calma.

Almirón para este encuentro apostó a un 433 con Briasco y Villa como extremos. El colombiano finalmente fue titular pese a que se ausentó a las prácticas por su juicio de violencia de género. Del otro lado, y por tercer partido consecutivo desde que asumió el DT, del otro lado esperó una línea de cinco que buscó cortar circuitos de juego.

El primer tiempo tuvo a Boca sin poder ser profundo en los últimos tres cuartos y a los colombianos disfrutando de la amplitud del campo en las bandas, lastimando por lo mucho que le costaba al Xeneize recuperar rápido tras pérdida.

Sin generar situaciones, salvo un par de aproximaciones con centros que no encontraron a un compañero, o con un remate desviado de Romero, fue Deportivo Pereira el que tuvo las más claras, provocando dos tapadas de Chiquito al primer palo.

En cuanto a las polémicas, el árbitro Matonte acertó al no cobrar un penal a Villa y al anular, mediante el VAR, el tanto agónico de Deportivo Pereira. El árbitro vio en las cámaras un clarísimo foul en ataque sobre Pol Fernández y decidió dejar en tablas la etapa.

Como pasó contra Estudiantes, Boca arrancó el segundo tiempo con otra actitud, más eléctrico y mejor. De arranque tuvo un par de remates de Villa, uno de pelota parada, que se fueron al lado del palo. También una de Varela que tapó el arquero y, en el rebote, Benedetto estalló contra el poste. Pero, al igual que contra el Pincha, tras ese chispazo el equipo se cayó y empezó a mostrar señales de debilidad.

Deportivo Pereira leyó el momento y castigó. Boca ya había cambiado el esquema a um 4231 con los ingresos de Payero, Merentiel y Vázquez, quienes suplieron a Romero, Briasco y Benedetto. El equipo colombiano ahí fue vertical, se aprovechó de una mala comunicación de Figal y Advincula, quienes quedaron invertidos, y por el sector del cuatro llegó un remate cruzado que Chiquito Romero no pudo tapar.

El gol despertó la furia de la gente, que sacó un tema olvidado hace tiempo, expresando su enojo con el famoso «jugadores…». Ahí, en ese momento de locura, Valentín Barco confirmó su jerarquía al ir para adelante y animarse a jugar.

El tiempo pasaba, el reloj marcaba 89 minutos y todo parecía terminado. Pero en una jugada de otro partido, Advincula tomó una pelota perdida y, de zurda, la clavó en el ángulo.

Boca necesitaba tener una sensación positiva para romper con la mala racha y la encontró tras el gol. Inmediatamente cambió la actitud y el equipo fue a avasallar a su rival, consiguiendo una falta cerca del área y la expulsión de un futbolista de Pereira. Luego, con centro de Barco, Pol Fernández cabeceó apenas desviado.

Boca fue y Pereira buscó detener el partido simulando lesiones sin parar. El equipo no bajó los brazos y, en el último minuto, fue abriendo de derecha a izquierda, Villa generó la ventaja y abrió con Barco, quien con gran precisión, envió un centro que Varela remató de cabeza para el 2-1.

Dentro de un partido que tuvo las mismas pocas virtudes y la misma endeblez de los últimos encuentros, Boca logró una victoria que puede ser decisiva para recuperar confianza y el nivel real, uno que es superior al actual, que hizo que el equipo ganara 2 títulos en 2022, y que ojalá Almirón con esta victoria pueda hacer recordar.

Fue la noche de Barco y la de Boca, que ahora navegará con más calma mientras momentaneamente se trepa a lo más alto del grupo en esta obsesión libertadora.